miércoles, 28 de mayo de 2008

Carlos el fumado y el balón

Un cuento, con pensamientos profundos (la puntuación crea mi ritmo), los pensamientos soslayan algunos aspectos políticos, sociales, económicos, etc.; no se asusten, no es nada panfletario lo que hay dentro de esta estructura, es una simple crítica a la nada; ahora dejen que el gusto por las palabras se apodere de ustedes, la función de los ojos comienza.

Un balón sin dueño en manos de un marihuanero. El balón puede quedar en el olvido y gracias a éste, nace un marihuanero con destino. En el horizonte se divisa un sencillo destino, un colino haciéndole tributo al dinero, un drogadicto creando un nuevo balón. El tributo es la parte complicada, ya que el marihuanero es todo un inútil y el concepto de trabajo, nuestro atormentado personaje, lo tiene algo confuso, por que siempre lo relaciona con su mamá, en el sentido de trabajar su propia elocuencia, para convencerla de que le regale dinero. Pero esta madre con un poder abrumador el cual es “el bolsillo”, no caerá dentro de las palabras tramposas de su hijo.

El teléfono de un momento a otro, emite un sonido (ring), un sonido que se convierte en un ruido, ya que se vuelve un sonido repetitivo. Un marihuanero que pierde el hilo de su video, gracias a un ruido. El colino se toma la delicadeza de contestar el teléfono, diciendo una sola palabra: -Buenas-. Detrás del teléfono se escucharon algunas palabras: -¿Se encuentra el señor Carlos Peña?-. El adicto a la bareta contestó, con una voz bastante adormecida: -Si, creo que si, ese soy yo, es que soy algo olvidadizo-. Los vocablos del otro lado del teléfono se volvieron a escuchar: -Carlos, le informo que le debe un balón a la Universidad Libertad-. Carlos sin vacilar contestó: -A si, que pena, el balón lo tengo aquí. Como le dije anteriormente, soy algo olvidadizo. Pero le prometo, el balón mañana vuelve a su destino correcto-. Las palabras se volvieron a escuchar, palabras bastante enfáticas: -Eso espero, ojalá no se le OLVIDE traer el balón, por mas tardar, mañana debe estar aquí. Hasta luego.

Carlos se asustó, el susto fue tan impactante que la traba desapareció, pensó que había perdido el balón, buscó por todos los rincones de su casa, hasta llegar a su maleta, el balón estaba allí. El alivio fue muy reconfortante, los videos volvieron a su cabeza, la traba apareció de nuevo aunque no tan pronunciada, se fumó otro cachito para olvidar por completo el video del balón.

La madre de Carlos al momento llegó, algo borracha, se podría decir que muy borracha, ya que sin titubear sacó de su bolsillo un buen pucho de billetes, que le obsequió a su pequeño hijo. Carlos sin vacilar pensó comprar su propio balón.

Hecho por: Diego Felipe García Chishko

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